October 6, 2015
Una Visión del Mundo que Tenemos Que Realizar
“A su vez, las grandes ciudades esconden el rostro de tantos que parecen no tener ciudadanía o ser ciudadanos de segunda categoría. En las grandes ciudades, bajo el ruido del tránsito, bajo «el ritmo del cambio», quedan silenciados tantos rostros por no tener «derecho» a ciudadanía, no tener derecho a ser parte de la ciudad –los extranjeros, sus hijos (y no solo) que no logran la escolarización, los privados de seguro médico, los sin techo, los ancianos solos–, quedando al borde de nuestras calles, en nuestras veredas, en un anonimato ensordecedor. Y se convierten en parte de un paisaje urbano que lentamente se va naturalizando ante nuestros ojos y especialmente en nuestro corazón”.
Estas palabras de la homilía de Papa Francisco en la Misa que ofreció en Madison Square Garden son un desafió para nosotros como cristianos católicos. Durante su visita aquí, el Papa hizo un punto de visitar a aquellos que nuestra sociedad no es rápida a abrazar pero, de hecho, a menudo es rápida a rechazar – las personas sin techo, los inmigrantes, los pobres, los presos. Estas son las personas a quien el Papa dio la atención especial en su visita. En esto, nuestro Papa nos ha dado un desafió: Haga lo que hice, lo que Jesús hizo. Abrace a los que otros rechazan.
Nuestro Santo Padre no rechaza el capitalismo y no abraza el socialismo o el comunismo. En cambio, proclama la verdad de nuestras escrituras que nuestra economía tiene que servir las necesidades de todos y no sólo los intereses de los privilegiados. Cuando hay un sistema socio-económico que crea disparidades enormes en los ingresos y hay muchas personas que faltan lo que necesitan para vivir en dignidad entonces este sistema socio-económico no sirve las necesidades de todos y tiene que ser cambiado. Esta no es un mensaje nuevo de Papa Francisco. Es el mismo mensaje que Juan Pablo II y Papa Benedicto XVI proclamaron constantemente. Papa Francisco simplemente ha encarnado este mensaje diferentemente. Él vive más simple y ha ofrecido señales de la solidaridad de nuestra iglesia con los pobres y las personas sin poder en este mundo. En la ciudad vaticana, la iglesia creó duchas y una barbería para las personas sin techo. También ahora hay un refugio con 30 camas para las personas sin techo. En estas maneras simples, el Papa hace real el mensaje que proclama. El Papa desafía nuestro mundo contemporáneo que haga más para responder a las desigualdades e injusticias que privan a tantas personas de la vida que podrían tener si sólo compartiéramos más equitativamente los recursos que son el don de Dios a todos nosotros.
¡Papa Francisco es una bendición a nuestro mundo pero es una espina en nuestro costado también!
Padre Marcos Hallinan, S.J.