September 17, 2017
PERDONAR HASTA EL CANSANCIO
Jesús cuenta una singular historia sobre el perdón que tiene que ser sin límites. Jesús hace un cálculo del número siete que en el lenguaje bíblico equivale a perfección. La historia habla por sí misma ya que el que escucha no puede menos que rechazar la actitud mezquina del servidor perdonado que no es capaz de perdonar a quien a cometido una falta menor. Jesús enseña a los discípulos la magnanimidad del perdón aunque las faltas sean grandes. Para Mateo es importante que la comunidad distinga entre la reconciliación y el perdón. Si bien en diversos contextos perdón y reconciliación pueden ser sinónimos, quizá nos puede ayudar mucho distinguir su naturaleza. La reconciliación y la corrección fraterna de la que hablamos la semana pasada requieren dos personas. Al igual que el tango se necesitan dos personas para bailar, se necesitan dos personas para alcanzar la reconciliación. Los que se reconcilian deben estar dispuestos a dialogar y en definitiva a poner alto a sus diferencias. El perdón por el contrario implica que cada creyente está dispuesto a decir sí al amor que todo lo perdona. El perdón para el creyente es una forma de imitar a nuestro Padre Celestial que siempre es misericordioso. De allí que para construir una verdadera comunidad de creyentes no nos hace falta solo venir a la Iglesia sino reconciliarnos unos con otros y estar dispuestos a perdonar hasta el cansancio; esto es, “setenta veces siete”.
El Papa Francisco invitó al perdón y la reconciliación en Colombia con estas palabras:
“La violencia engendra más violencia, el odio más odio, y la muerte más muerte. Tenemos que romper esa cadena que se presenta como ineludible, y eso sólo es posible con el perdón y la reconciliación”.
Padre Hernán, S.J