January 24, 2016
Miembros del Cuerpo de Cristo – Un Don y Un Desafío
Somos todos los miembros del cuerpo de Cristo. Esta verdad sencilla y profunda que San Pablo proclama en su carta a los corintios presenta un desafío fuerte para nosotros como cristianos. Por bautismo, somos incorporados en la vida de Jesucristo. A través de nuestra incorporación en la vida de Jesucristo, participamos ahora en la vida de Dios en la esperanza que un día disfrutaremos la plenitud de esa vida para siempre. El desafío para nosotros es que cada día tenemos que mostrar al mundo por nuestras palabras y acciones que, de hecho, participamos en la vida de Jesucristo. Hacemos esto cuando nuestras palabras y acciones conforman a la vida y la enseñanza de Jesús. Si las palabras que hablamos son muy críticas, llenas de condenación y prejuicio entonces traicionamos nuestra participación en la vida de Jesucristo. Si nuestras acciones demuestran una falta de respeto para la dignidad de otras personas, si no mostramos una preocupación activa para los pobres y aquellos que son en las margines de sociedad, y si no ofrecemos perdón a aquellos que nos ofenden, entonces traicionamos nuestra participación en la vida de Jesucristo. Por bautismo, somos incorporados en el cuerpo de Cristo que es la iglesia. Recibimos el don de bautismo a través de la iglesia de Cristo. Sólo existimos como cristianos en comunión con nuestros hermanos y hermanas en Cristo. ¿Reconocemos la importancia de nuestra membresía en el cuerpo de Cristo que es la iglesia de Cristo? ¿Es la Misa dominical una prioridad en nuestras vidas, es decir, asistimos a la Misa dominical regularmente, llegamos a tiempo, y participamos activamente en la celebración? ¿Contribuimos nuestro tiempo, nuestro talento, y nuestro tesorero a la iglesia? ¿Escuchamos a lo que la iglesia enseña y tratamos de conformar nuestras vidas a esa enseñanza? ¿Fomentamos un espíritu de bienvenida y aceptación dentro la iglesia de Cristo? ¿Es su ofrecimiento de la paz un ofrecimiento genuino de buena voluntad que ofrece a todos sus hermanos y hermanas en Cristo para que nadie esté excluido de su ofrecimiento de paz abiertamente o secretamente en su corazón? Por nuestro bautismo, somos miembros del Cuerpo de Cristo. ¿Habíamos ratificados nuestra membresía en el cuerpo de Cristo por la manera de nuestras vidas?
Padre Marcos Hallinan, S.J.