December 30, 2015
La buena noticia de la fiesta de hoy
El corazón de esta Fiesta de la Epifanía del Señor es una verdad que es hermosa pero más allá de nuestra comprensión completa.
La verdad esencial de esta fiesta es que Dios desea la salvación de todas las personas y Jesucristo es el Salvador del Mundo. Para cristianos, esta es una proclamación de fe que hacemos rutinariamente pero, de hecho, representa un verdadero desafío para nuestro entendimiento de como Dios realiza la salvación de todas las personas de buena voluntad. Los primeros cristianos, que eran judíos, enfrentaron este asunto directamente cuando San Pablo proclamó el evangelio a los paganos – las personas que no eran judíos. Los cristianos judíos quisieron que estos paganos se hicieran judíos para hacerse cristianos. Pero San Pablo insistió que la iglesia acepta los paganos como miembros del cuerpo de Cristo simplemente a través de una profesión de fe en Cristo y bautismo. Por último, la iglesia aceptó la posición de San Pablo y como resultado la fe cristiana, arraigada en judaísmo, asumió su propia identidad.
Si Jesús es la fuente de salvación que Dios desea para toda la gente, ¿significa esto que las personas que no son cristianos no pueden ser salvadas? ¡No! Dios tiene el poder de decidir cómo el acto salvífico de Jesucristo puede realizar la salvación de todas las personas incluso aquellos que nunca hacen una profesión explicita de fe en Jesucristo. Como cristianos católicos, creemos que los judíos representan un caso especial. Reconocemos que Dios nunca rompió la alianza que Dios estableció con los judíos. Si los judíos permanecen fieles a esta alianza con Dios, entonces creemos que serán salvados. Aun si no acepta Jesús como el Mesías, sus vidas reflejan los valores de la alianza verdadera que Jesús encarnó en su vida. Para todas otras personas, tenemos que confiar que si son personas de buena voluntad, Dios los conducirá por un camino que les permitirá disfrutar la salvación que Jesús ganó para todas a través de su sufrimiento, muerte y resurrección. El deseo de Dios para la salvación de todas personas es simplemente mayor que nuestra capacidad de comprender.
Como cristianos, nos alegramos en nuestro Salvador, Jesucristo, y damos gracias que Dios desea la salvación de todas las personas.