April 8, 2018
“Jesús entró y se puso en medio de ellos”
Juan 20:19
San Ignacio dice a las personas que hacen los Ejercicios Espirituales que
“debemos alegrarnos y gozarnos de tanta alegría y gozo de Cristo Resucitado”. Se pueden Ustedes imaginar la gran consolación de los discípulos al ver que su Maestro no solo ha vuelto a la vida sino que vuelve para ponerse en medio de ellos como nos lo dice el Evangelio de Juan.
La dicha es mayor cuando el Resucitado por tres veces les saluda y les da su paz. El don de la paz es un simple saludo sino un deseo del que Vive para siempre. La primera lectura nos da un rasgo de lo que era la Iglesia primitiva cuando bellamente nos explica que “todo lo tenían en común”. Los primeros creyentes en el Resucitado sabían que si compartían nadie pasaría necesidad. Por eso nuestra fe en el que Vive nos lleva a compartir
y desear la paz a cada uno de nuestros hermanos y hermanas en la Iglesia de hoy.
En esta octava de Pascua podemos afirmar que nuestro Dios es “El Dios de la Vida”. Toda la Escritura está llena de referencias al Espíritu de Dios que dió vida a los primeros padres. Todos estamos llamados al igual que los discípulos de Jesús a recibir el Espíritu Viviente. Al contemplar la primera aparición del Resucitado pensemos que de alguna manera vivimos una re-creación. El soplo de vida crea la comunidad de los creyentes ya que “todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios” (1Juan 5:1). El desafío por lo tanto es ser testigos del Dios de la vida en la manera
que nos tratamos unos a otros con el profundo amor y misericordia de Cristo Resucitado por sus discípulos.
Un teólogo contemporáneo afirma que “Dios es alegría, Dios es esperanza, Dios es ánimo”. Nosotros los creyentes de hoy podemos testificar que es sólo a través de la Resurrección de Jesús que Dios se manifiesta en la alegría, la esperanza y la vida para todos. La resurrección nos lleva a luchar para que todos tengan vida y la paz que nos trae
Jesucristo sea para todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Hoy cuando también celebramos el Domingo de la Divina Misericordia recordemos la abundante misericordia de Dios para con los hombres y mujeres de todos los tiempos. Jesús predicó el perdón en su peregrinar por Galilea y así lo enseñó a sus discípulos. Hoy les dice a los discípulos “Reciban el Espíritu Santo”. Les dice también que a quienes les perdonen los pecados le serán perdonados. Que en nuestros actos de misericordia para con nuestros hermanos y hermanas repliquemos la misericordia de Dios y seamos instrumentos de su paz.
Padre Hernán, S.J.