January 7, 2018
“Hemos visto una estrella y venimos a adorarle.” (Mateo 2:2)
La temporada navideña siempre nos llena de gozo, alegría y paz. Estos dones son los mismos y a la vez diferentes de los que los tres magos de oriente llevaron a los pies del Niño Jesús. Estos dones son los que queremos para nosotros, nuestras familias y la humanidad entera especialmente ahora que ya hemos comenzado el año nuevo. La Solemnidad de la Epifanía quiere ser hoy un recordatorio de que Dios en su grandeza se hizo Niño para nuestra salvación. El término griego “epifanía” significa “manifestación” o apariencia y para los creyentes es la conmemoración de que al revelarse a los tres magos, Dios se revela a todas las naciones. Esto es, desde el principio el Cristianismo no es una religión para unos pocos sino una casa abierta para todos. El único requisito es abrir nuestros corazones a Jesús que se nos revela como el Salvador de todas las gentes. Los sabios siguen la estrella y aunque a veces parece ocultarse la siguen buscando hasta que la encuentran. Los sabios se dejan sorprender por lo que encuentran: un niño envuelto en pañales. Ellos no lo encuentran en el centro del poder político sino en la simplicidad de un niño. Los magos saben que ante este pequeño niño se les revela la grandeza de Dios. Los sabios llenos de alegría adoran al Niño y le ofrecen sus regalos. La pregunta que cabe es si nosotros somos capaces de dejarnos sorprender por la sencillez de Dios. Los planes de Dios son distintos de los planos del mundo que solo busca la fama, el poder y la gloria. Si somos capaces de ver a Dios en la sencillez y lo ordinario de nuestras vidas entonces si vamos a recibir el gozo, alegría y paz que son propios de la Navidad.
El Papa Francisco nos invita a mirar sin nostalgia la Solemnidad de la Epifanía. Para el buen Papa Francisco la Epifanía es: “Descubrir que la mirada de Dios levanta, perdona, sana. Descubrir que Dios ha querido nacer allí donde no lo esperamos, donde quizá no lo queremos. O donde tantas veces lo negamos. Descubrir que en la mirada de Dios hay espacio para los heridos, los cansados, los maltratados y abandonados: que su fuerza y su poder se llama misericordia.”
Padre Hernán, S.J.