August 19, 2018
"El que come mi Cuerpo y bebe mi Sangre permanece en mí” ( Juan 6:56)
Cada vez que venimos a Misa venimos para estar juntos alrededor de la Mesa del Señor que se convierte en Tabla de Salvación. En la parte final del capítulo 6 del Evangelio de hoy leemos que “El que come mi Cuerpo y bebe mi Sangre permanece en mí” que a más de ser consolador es un desafío para llevar una vida conforme a la de Jesús. Las tres lecturas nos hablan de comidas, bebidas y banquetes. Cuando casi se nos acaba el verano es bueno “volver con la mirada” a esas reuniones familiares este hermoso tiempo de sol, playa y barbacoas. De alguna manera con nuestra mente refrescamos esos momentos y se convierten en acción de gracias por todo lo vivido. Así como el Libro de la Sabiduría nos presenta más que una simple cena de verano, el Cuerpo y Sangre de Jesús nos ofrecen una comida y bebida que nos llevan a la Vida Eterna. El libro de la Sabiduría nos invita a una vida mejor en la primera lectura. La Sabiduría invita a una vida transformada desde la ignorancia y vanidad a una de conocimiento e inteligencia. Es interesante ver como la Sabiduría nos propone un camino para crecer en entendimiento y en deseos de aprender. La invitación es para todos aun para los que viven en lugares apartados y remotos. Como es natural la gente es libre de aceptar o rechazar esta invitación, pero solo los que la acepten ganarán en sabiduría. Jesús de igual manera nos invita a participar de su banquete. El mismo es quien se da libremente en la Eucaristía. La vida mejor que nos promete Jesús es la Vida Eterna “el que come este pan vivirá para siempre.” Así como la invitación en el libro de la Sabiduría es para todos, así también todos estamos invitados a la Mesa de Salvación. Que nuestro compartir como hermanos alrededor de una misma mesa nos haga conscientes de las necesidades de los otros y que al partir el Pan seamos cada vez más generosos con el pobre y necesitado.
Padre Hernán, S.J.