April 15, 2018
“Dios lo resucitó de entre los muertos” Hechos de los Apóstoles 3:15
La temporada pascual es la más larga del tiempo litúrgico. Esto se explica porque celebramos con gozo y alegría la Gloriosa Resurrección de Cristo Nuestro Señor. Toda la Iglesia y la liturgia se llenan de “tanta alegría y gozo de Cristo Resucitado”. Nuestra comunidad parroquial lo celebra con la incorporación de un par de decenas de niños, jóvenes y adultos que reciben sus sacramentos frutos palpables de la alegría y gozo pascual. Durante este tiempo pascual no hacemos las lecturas del Antiguo Testamento sino que leemos el libro de los Hechos de los Apóstoles que nos relata el diario vivir de la Iglesia primitiva. La primera parte de este libro tiene como personaje principal a San Pedro mientras que la segunda parte lo es San Pablo. Los dos enseñan, predican y propagan que Cristo ha resucitado; esto es, el incipiente Cristianismo, no solo en Jerusalén y sus comarcas vecinas sino también más allá de sus fronteras. Hoy Pedro explica a sus oyentes judíos que todo lo que habían escrito los profetas a través de los siglos llega a su cumplimiento en la persona de Jesús. Es interesante notar que Pedro proclama a un Mesías sufriente tal cual lo proclamaron los profetas del Antiguo Testamento. En el Evangelio de Lucas, Jesús explica a los discípulos de Emaús el mismo mensaje de la Iglesia primitiva que el “Mesías tenía que sufrir, morir y resucitar”. Tanto los Hechos de los Apóstoles como el Evangelio de Lucas validan su fe en Cristo Resucitado en la multiplicidad de testigos. Hoy nosotros afirmamos que “Dios resucitó a Jesucristo de entre los muertos” al apostar a la esperanza, memoria y fe con que los primeros discípulos defendieron su fe aún con su vida. Por eso el Papa Francisco dijo que no podemos ser como “Un discípulo atolondrado que por estar inmerso en una rutina aplastante ´deja´ que le robe la memoria y silencie la esperanza”. Para Francisco “El mensaje de la resurrección es el fundamento y la fuerza que tenemos los cristianos para poner nuestra vida y energía, nuestra inteligencia, afectos y voluntad en buscar, y especialmente en generar, caminos de dignidad”. P. Hernán, S.J.