December 23, 2016
¡Diga “Si” a Dios!
La Navidad es una fiesta hermosa que celebra el amor de Dios para nosotros y como Dios usa a personas ordinarias y sencillas para ser los instrumentos a través de quien Dios hace grandes cosas para nosotros.
Puede ser muy difícil para nosotros como cristianos a apreciar la verdad que proclamamos tan audazmente en la Navidad. Dios se hizo carne en Jesús de Nazaret. ¡Esto es una profesión de fe increíble! Nuestro Dios es completamente distinto de nosotros; más allá de nuestra capacidad de comprender plenamente o de entender completamente. Pero, como cristianos, proclamamos que nuestro Dios se hizo carne en Jesús de Nazaret. Dios se hizo humano completamente – compartió plenamente en nuestra humanidad. No creemos en un Dios que es lejos de nosotros. No creemos en un Dios que no tiene ningún interés en nosotros. Creemos en un Dios que es radicalmente íntimo con nosotros y que quiere esta intimidad con nosotros porque Dios tiene una preocupación por nosotros colectivamente como la familia de Dios e individualmente como hijos/hijas de Dios. No hay nadie que está leyendo este boletín que Dios no ama como él o ella es. ¡Qué notable es el amor de Dios para nosotros como su pueblo! ¡Qué notable es el amor de Dios para nosotros individualmente!
Para entrar completamente en nuestra humanidad, Dios hizo esto a través de una campesina adolescente de una aldea de ninguna importancia en un país cuya gloria y grandeza era en el pasado. Esta campesina adolescente, María, tuvo suficiente fe en Dios que ella podría decir, “Si” a lo que Dios le pidió, aunque ella no pudiera haber entendido todo lo que su “Si” requeriría de ella. Esta muchacha, que era absolutamente sin importancia o significada en su mundo, literalmente cambió el curso de historia humana por su cooperación con Dios. ¡Increíble! Aún más increíble es que nosotros, también, podemos ser instrumentos del amor salvífico de Dios, la gracia salvífica de Dios, si decimos simplemente “Si” a una vida vivido en fidelidad a la enseñanza y ejemplo del hijo de María, Jesús. De hecho, podemos encarnar Jesús de nuevo en nuestro mundo a través del testigo de nuestras vidas. ¡Asombroso!
En este tiempo de Navidad, dé gracias a Dios cada día por el amor que Dios tiene para usted y ore por la gracia que necesita para seguir el ejemplo de María y dice, “Si,”
Padre Marcos Hallinan, S.J.