November 6, 2015
Cristo vive y un día podemos vivir con él para siempre en su gloria
Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús! Frecuentemente, hacemos esta proclamación de fe durante la oración eucarística en la Misa. ¿Qué significa para nosotros a proclamar la resurrección de Jesucristo y esperar su regreso?
Un nuevo año litúrgico comenzará el primer domingo de Adviento, 29 de noviembre. Como este año litúrgico llega a su fin, nuestra iglesia nos invita a reflexionar sobre el fin de los tiempos – nuestro propio personal final de los tiempos y ese tiempo cuando este mundo pasará y Cristo regresará en su gloria. Como cristianos, hacemos la afirmación extraordinaria que Jesús sufrió y murió pero resucitó de entre los muertos. Por lo tanto, él es vivo y ahora reina con el Padre y el Espíritu Santo, tres personas en el único Dios de quien viene nuestra salvación. Para nosotros, Jesucristo no es un personaje histórico que nos dejó un legado de buenas obras y un ejemplo de cómo vivir bien. No, Jesús es el Dios vivo que ha triunfado sobre la muerte. A través de nuestro bautismo en Cristo, compartimos en su vida resucitada ahora en la esperanza que un día disfrutaremos la plenitud de su vida resucitada después de nuestras muertes. Compartiremos en la plenitud de su vida resucitada si conformamos nuestras vidas a su vida y enseñanza – si vivimos como él vivió.
¡Ven Señor Jesús! Para la mayoría de nosotros, Cristo vendrá otra vez en nuestras muertes. Encontraremos Cristo en nuestra muerte y si hemos vivido en fidelidad a su vida y su enseñanza, disfrutaremos la vida eterna con él. Sin embargo, creemos que habrá un tiempo cuando este mundo terminará. En este momento, Cristo se aparecerá una vez más y reunirá a sí mismo a todos que han sido fieles a él y su evangelio. Algunas confesiones Crisitianos enfatizan el fin de los tiempos, pero para nosotros es mejor que enfatizamos nuestro encuentro personal con Cristo en nuestra muerte. ¿Nos recibirá Cristo como su propio en la muerte?
En nuestra oración este mes, le pidamos a Dios para la gracia para vivir ahora en la vida de Cristo para que cuando Cristo regrese en nuestra muerte nos abrace como su propio.
Padre Marcos Hallinan, S.J.