December 11, 2015
¡Alégrense!
“Alégrense siempre en el Señor; se lo repito: ¡Alégrense!” Esta exhortación de San Pablo nos ofrece un gran desafío este tercer domingo de Adviento.
¿Reconoce San Pablo las cargas pesadas que muchos de ustedes soportan? ¿Cómo puede alegrarse en el Señor cuando su trabajo no paga un sueldo suficiente para satisfacer sus necesidades básicas? ¿Cómo puede alegrarse en el Señor cuando no puede garantizar que su familia tiene suficiente comida? ¿Cómo puede alegrarse en el Señor cuando usted o un ser querido tiene una enfermedad grave? ¿Cómo puede alegrarse en el Señor cuando ha perdido su trabajo? ¿Cómo puede alegrarse en el Señor cuando hay tensiones en su matrimonio? ¿Es San Pablo ingenuo o tonto cuando nos da esta exhortación fuerte?
Recuerda que la vida de San Pablo no era fácil. Su vida era muy dura. Sus viajes misioneros eran muy peligrosos si viajó por la tierra o la mar. Su proclamación de evangelio provocó con frecuencia una reacción violenta. San Pablo fue golpeado en varias ocasiones y pasó tiempo en cárcel también. Su misión a los paganos provocó una reacción fuerte contra él de muchos de sus compañeros cristianos. Pero a pesar de las dificultades reales que soportó, Pablo puede alegrarse en el Señor siempre. ¿Por qué? Porque Pablo tuvo una relación viva con el Señor a través de una vida rica de oración. Como resultado, San Pablo sabía que nunca estuvo solo. Cristo anduvo con él en cada paso de su vida. No hay nada que San Pablo encontró que era más poderoso que la presencia de Cristo con él. Por lo tanto, San Pablo podría alegrarse siempre que el Señor estuviera contigo y que con la presencia del Señor Pablo podría estar seguro que surgiría victorioso de cualquier dificultad que experimentó.
El mensaje para cada uno de nosotros es claro pero no es fácil. Para alegrarse siempre en el Señor requiere que nosotros también tenemos una vida rica de oración en la cual estamos fortalecidos en nuestra confianza que Jesús anda con nosotros en nuestras vidas. Hay nada que enfrentamos sólo. Cristo está con nosotros. Y si permanecemos fieles a él, nos llevará a través de las tinieblas en su propia luz maravillosa.
Padre Marcos Hallinan, S.J