January 23, 2015
Ahora es el Tiempo del Arrepentimiento
Aunque no estamos en una temporada penitencial ahora en nuestra iglesia católica, todas de nuestras escrituras de hoy nos llaman al arrepentimiento, un cambio de nuestros corazones.
¿Qué es el pecado? El pecado es simplemente cuando actuamos de una manera que sabemos es contra a lo que Dios desea de nosotros en nuestra relación con Dios y con otras personas. Todos somos pecadores. Si nuestros pecados son muchos y graves, o poco y no muy serios, todos somos pecadores. De alguna manera, todos nosotros no vivimos en fidelidad completa a lo que sabemos que Dios espera de nosotros en nuestra relación con Dios y con otras personas. Cuando elegimos no orar regularmente, no abrimos nuestros corazones a Dios en conversación, pecamos. Cuando elegimos no asistir a la Misa porque hay otra cosa que preferimos, pecamos. Cuando tomamos una decisión sin ninguna reflexión sobre lo que Dios querría que hagamos en esa situación, pecamos. Cuando juzgamos a otra persona, debido a la raza, la religión o la clase social de esa persona, pecamos. Cuando no respetamos la dignidad de todas las personas, pecamos. En ambas de estos pecados, pecamos contra esa persona y pecamos contra Dios en cuya imagen esa persona ha sido creada. Cuando no sentimos compasión hacia aquellos que están sufriendo, pecamos. Cuando usamos las palabras duras y humillantes contra otra persona, pecamos. Cuando no somos personas de honestidad e integridad, pecamos. ¡Sí! ¡Todos somos pecadores! Todos nosotros tenemos que abrir nuestros corazones a la gracia de Jesucristo para que su gracia pueda cambiar nuestros corazones y podamos crecer en nuestra fidelidad a lo que Dios espera de nosotros en nuestra relación con Dios y con otras personas.
En la lectura de hoy de la carta de los corintios, tenemos el recordatorio que no somos ciudadanos permanentes de este mundo. Algún día vamos a morir. ¡Esta es una certeza de la cual no podemos escapar! Porque no sabemos cuándo vamos a morir y aceptar responsabilidad por las vidas que vivimos, tenemos que tener un sentido de urgencia en aceptar nuestra necesidad del arrepentimiento, nuestra necesidad de un cambio de corazón. ¡No podemos esperar mañana porque tal vez mañana no venga!
Padre Marcos Hallinan, S.J.