July 1, 2018
A ti te digo, levántate”
(Marcos 5:42)
Las palabras que Jesús dirige a la hija de Jairo: “Muchacha, a ti te digo, levántate” son llenas de compasión de Jesús que se acerca a los que sufren dolor o están en sombras de muerte. Estas palabras y los gestos salvíficos de Jesús y sus discípulos los leeremos del Evangelio de Marcos las próximas 4 semanas. En efecto, Jesús y sus discípulos se mueven constantemente en lo que se ha dado en llamar la misión. Lo importante de esta misión es que anuncian la Buena Nueva. No menos importante es que nosotros sintamos esa misma misión de compartir con Jesús y nuestros hermanos y hermanas lo bueno que Dios ha hecho y hace en nuestras vidas.
Las lecturas de hoy hablan del tema de la enfermedad y la muerte. La primera lectura trata de hablarnos en sentido figurado de los orígenes de la muerte que va de la mano del mal. El Evangelio nos habla de una niña moribunda (la hija de Jairo) y de una mujer enferma. Pero para el creyente, la enfermedad y la muerte no tienen la última palabra. El designio original de Dios para la humanidad fue la inmortalidad según nos dice el Libro de la Sabiduría. En el Evangelio tanto la pequeña muchacha como la mujer adulta son curadas. Toda la Biblia nos habla del Dios de la Vida según el teólogo peruano Gustavo Gutiérrez. Ni la enfermedad ni la muerte nos deben apartar de la alegría de sabernos “hijos e hijas de la esperanza.”
El Papa Francisco invita a los cristianos a dejarse sorprender por la mirada de Jesús que sale a nuestro encuentro de distintas maneras. Para el Papa es bueno experimentar el estupor que produce el encuentro con Jesús. No importa que tus problemas sean grandes o pequeños, lo que importa es que Jesús te busca para aliviarte de tus temores, enfermedades y dolores.
En un gesto profético al igual que Jesús, el Papa Francisco visitó en Colombia un hogar de religiosas que combaten el tráfico y explotación infantil de niñas y mujeres llamado TALITHA KUM (a ti te digo, levántate). No menos deben ser nuestras vidas para que con la fuerza de Jesús seamos capaces de combatir la muerte y ayudar a rescatar a todos los afligidos por la enfermedad, la pobreza y la guerra. Que al igual de Jesús el dolor de muchos padres, madres e hijos que han sido separados y viven en las sombras del temor y la soledad no nos sean indiferentes.
Padre Hern
á
n, S.J.