December 18, 2014
Una Temporada de Esperanza
Esta es la temporada de nuestra esperanza. Para realizar nuestra esperanza, tenemos que tener la misma actitud de María, Madre de Dios, y nuestra madre también.
¿Cuál es la fuente, o fundación, de nuestra esperanza cristiana? Es nuestra fe que Dios entró en la historia humana en la persona de Jesús de Nazaret. En su vida, Jesús nos mostró el camino del amor que prevalecerá por último sobre el mal, el pecado, y la muerte. Sabemos que el amor de Jesús prevalecerá sobre el mal, el pecado y la muerte porque a través de su sufrimiento, muerte y resurrección, Jesús rompió el poder del mal, el pecado y la muerte una vez por todos. La vida y el amor han triunfado sobre el mal, el pecado y la muerte. Es a través de esta fe nuestra que podemos perseverar en el bien a pesar del mal, el pecado y la injusticia que encontramos en nuestras vidas y en nuestro mundo. Nuestra perseverancia en vidas del amor no es tanta o ingenua porque nuestro amor transforma nuestro mundo.
Para perseverar en esta fe, tenemos que tener la misma actitud de María. Cuando Dios le pidió a María que se hiciera la madre de su único Hijo, María luchó con la petición de Dios. Pero por último, María dijo “Sí” a Dios debido a su experiencia de Dios en su vida y en la vida de su pueblo. Dada esta experiencia personal y comunal, María tenía confianza en Dios. Con su “Sí,” María literalmente cambió el curso de la historia humana. Cada día, Dios nos pide que elijamos lo que es bien, lo que es justo, y hacemos lo que el amor y la compasión requieren. Cada tiempo que decimos “Sí” a Dios, el reino de Dios se hace presente en nuestro mundo a través de nuestras vidas. Hacemos presente el amor de Dios en nuestro mundo y ayudamos a mover el mundo a su último triunfo sobre el mal, el pecado y la muerte. Hay algunos días cuando luchamos con nuestra “Si” a Dios porque parece que el mal, el pecado y la muerte están prevaleciendo, pero tenemos que tener confianza en Dios como María. Y si confiamos en Dios como María hizo, entonces también seremos instrumentos a través de quien Dios transforma nuestro mundo.
En esta temporada sagrada, que oremos por la gracia que decimos “Sí” a Dios y aceptamos todo lo que nuestro “Sí” exige de nosotros en la confianza que nuestro “Sí” nos transforma y transforma nuestro mundo.