August 26, 2018
“Señor a quién iremos, tú tienes palabras de vida eterna”
(Juan 6:68)
Cuando hemos pasado las últimas cuatro semanas meditando el capítulo 6 de San Juan nos llegan estas palabras llenas de consolación y esperanza por boca del Príncipe de los Apostóles “Señor, a quién iremos, tú tienes palabras de vida eterna.” Confieso que en mi juventud cuando buscaba sentido a mi vida y en los inicios de mi vocación religiosa esta palabras de Pedro me daban la confianza para seguir en el camino de Dios. Hoy cuando han pasado casi 36 años de mi incorporación a los Jesuitas siguen siendo palabras de consolación y esperanza en ese Dios que es “siempre mayor”.
La liturgia nos presenta tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento momentos decisivos en los que los creyentes deben tomar partido. Esto
es, debemos decidir en qué creer y a quién seguir. No fue fácil para el pueblo de Israel creer en el Dios que les liberó de Egipto ni para los discípulos de Jesús creer en su divinidad. Hoy es un buen momento para pensar en lo que creemos cuando rezamos el Credo y manifestar
públicamente nuestra fe que nos hace hijos e hijas del único Dios. Lealtad y gratitud son las virtudes que les llevan a los Israelitas a proclamar su adhesión al único y verdadero Dios. Cuando Josué les pregunta si van servir y comprometerse con el Señor, ellos
inmediatamente responden que no solo lo servirán sino que jamás lo olvidarán. Ellos están agradecidos por todo lo que el Señor ha hecho por ellos hasta llevarlos a la tierra prometida. Ellos profesan su lealtad al Señor de la Vida aun en medio de otros pueblos no creyentes.
Las mismas virtudes serán las que afloren en los apóstoles y primeros creyentes que aceptan y creen en su Divino Maestro aun cuando muchos otros se alejan y lo abandonan. Pedro vocaliza su adhesión a Jesús aunque más tarde niegue hasta conocerle. Hoy con Pedro hacemos
nuestra propia profesión de fe en Jesucristo y reconocemos que sólo en Él tenemos vida Eterna.
Padre Hernán, S.J.