February 6, 2015
¿Cuál es nuestra respuesta cristiana a vidas de trabajo incesante y privación aparentemente interminables?
En nuestra primera escritura de hoy del libro de Job, Job lamenta el estado actual de su vida. En el pasado reciente, Job era prosperó y contento. A través de una serie de calamidades, Job perdió todo lo que le importaba. Como un resultado, Job sintió que su vida no tenía ningún significado, ningún valor y absolutamente ningún placer. No había nada restante para él excepto la muerte y tuvo que esperar la muerte mientras que su vida pasó en interminable monotonía.
En nuestra ciudad, hay demasiadas personas que comparten los sentimientos de Job. Hay inmigrantes que quieren trabajar pero no puede encontrar trabajo fácilmente debido a su estatus en este país y cuando ellos encuentran trabajo ellos son explotados fácilmente. Ellos trabajan días largos y duros y trabajan bajo de la sombre de deportación. Otras personas, ciudadanos de nuestro país, trabajan en trabajos de bajo ingresos que pagan un salario insuficiente para satisfacer las necesidades de vida. Trágicamente, sus salarios magros a menudo les niegan la ayuda del gobierno que necesitan para vivir en dignidad.
Dos puntos. Primero. Dios quiere que todos los hijos de Dios tengan lo que necesitan para vivir en dignidad para que nadie debiera experimentar la vida como nada más que trabajo duro incesante.
Padre Marcos Hallinan, S.J.