December 12, 2016
La Virgen de Guadalupe Habla a Todos Nosotros
¿Qué quiere Dios que consideremos como celebramos la Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe?
El 9 de diciembre 1531, un nativo de la tierra de México, bautizado después de la conquista española y llamado Juan Diego, andaba a una aldea para asistir a la Misa. En el cerro llamado Tepeyac, experimentó una revelación de una doncella indígena joven vestida como una princesa Azteca. Habló a él en su idioma indígena y le mandó que vaya a la ciudad de México. Allí fue a decirle al obispo que tiene que construir una capilla en el honor de Virgen en Tepeyac. Después de ser rechazado por el obispo, Juan Diego volvió al obispo una última vez el 12 de diciembre 1531. Cuando Juan Diego abrió su tilma delante del obispo, una cascada de rosas cayó de ella y en la tilma fue imprimida la imagen de la Virgen como apareció en el cerro de Tepeyac.
Puntos para nuestra consideración. María no apareció como una princesa europea, aunque la tierra de México había sido conquistada por los españoles católicos. Ella apareció como una princesa indígena que habló el idioma indígena. Esto nos recuerda que María era una muchacha pobre indígena en una tierra conquistó por el imperio romano cuando ella se hizo la Madre del de Dios. María siempre ha sido la protectora especial de los pobres y las personas sin poder en este mundo porque ella misma era pobre y sin poder en su mundo. María quiere estar con los mexicanos sin documentos en nuestro país en una manera muy especial porque sabe su historia de explotación en su propio país y ahora, demasiado a menudo, en nuestro país. María nos invita a considerar lo que Dios desea de nosotros en nuestra relación con nuestros hermanos y hermanas mexicanos cuyas vidas son en riesgo en este momento. ¿Podemos abrir nuestros corazones y les ofrecemos una oportunidad de recibir ciudadanía debido a las contribuciones que han hecho a nuestro bienestar económico y social?
Como celebramos esta fiesta con nuestros hermanos y hermanas mexicanos, oremos que nuestro país experimente una conversión de corazón para que abracemos aquellos que nos han abrazado.
Padre Marcos Hallinan, S.J.