June 24, 2016
La Libertad Verdadera de los Hijos/Hijas de Dios
En su carta a las Gálatas, San Pablo nos recuerde que estamos llamados a libertad. Pero esta libertad de la que San Pablo habla es diferente de la libertad que nuestra sociedad celebra.
Es una ironía trágica que muchos cristianos hoy abrazan la concepción cultural de libertad sin darse cuenta que está la fuente de muchos de los problemas que nuestra sociedad enfrenta hoy. En nuestra concepción cultural de libertad, enfatizamos lo que somos libres
de – somos libres de regulación gubermental, somos libres de restricciones en nuestro comportamiento personal, somos libres de límites en nuestra expresión personal, somos libres de cualquier obligación a la sociedad de la cual somos miembros. Esta concepción de libertad personal priva nuestra sociedad de la cohesión social que es necesario para que una población diversa pueda vivir de una manera que es respetuoso de los derechos de todos y que protege los recursos de este mundo para que ellos sean disponibles a las generaciones futuras.
En la tradición judeo-cristiana, la énfasis no es en lo que somos libres
de sino que lo que somos libres
para. Cuando Dios liberó los israelitas de su esclavitud en Egipto, Dios estableció una alianza con ellos que les ofreció un plan de como ellos podrían vivir en una libertad ordenada para que todas las personas puedan vivir en relación correcta con Dios, con otras personas, y con el mundo creado. Dios liberó a su pueblo para que ellos pudieran formar la sociedad humana en una manera que correspondió a la intención de Dios para la familia humana al principio de la creación. Y cuando el pueblo de Dios no satisfizo sus obligaciones bajo de la alianza, Dios envió Jesús para liberarnos de este pecado y darnos la capacidad de vivir en esa libertad por la cual elegimos vivir en relación correcta con Dios, en relación correcta con otras personas, y en relación correcta con el mundo creado. Estamos liberados para que podamos utilizar nuestra libertad para cooperar con Dios en la creación de este mundo de nuevo en conformidad a lo que Dios deseó originalmente – un mundo en el cual todos viven como hermanos y hermanas, compartiendo equitativamente los dones buenos con los cuales Dios ha bendecido a todos nosotros.
Siempre recuerde la libertad verdadera por la cual estamos llamados a vivir.