December 22, 2015
Hacer la Voluntad de Dios Nuestra Voluntad
“Aquí estoy, Dios mío; vengo para hacer tu voluntad.” Estas palabras de Jesús, de la carta de los hebreos, nos recuerden de dedicación total de Jesús a la voluntad de Dios. Como discípulos de Cristo, tenemos que ofrecer una dedicación total de nosotros mismos a la voluntad de Dios.
Como reflexionamos sobre los evangelios, Jesús enfatiza continuamente que vino para hacer la voluntad de su Padre. La única historia que tenemos de su juventud es la historia de cómo Jesús, como un joven, permaneció en Jerusalén después de celebración de pascua de los judíos para discutir las escrituras sagradas con los expertos religiosos. Cuando sus padres lo encontraron en el templo, preguntaron a Jesús, ¿Por qué permaneció aquí sin decirnos? Jesús les respondió: “¿Acaso no sabían que me era necesario estar en la casa de mi Padre?” Jesús quiso estar constantemente en la presencia de su Padre para saber su voluntad y recibir la gracia y la sabiduría necesaria para cumplir esa voluntad. Esto explica por qué Jesús era en oración regularmente con su Padre. A través de sus conversaciones juntas, Jesús recibió la gracia y la sabiduría necesaria para cumplir la voluntad de su Padre en su vida y ministerio.
En evangelio de hoy, Isabel alaba a María, la madre de Jesús, con estas palabras: “Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor.” Cuando María aceptó su papel como la madre de Jesús, María se conformó a la voluntad de Dios. Ella permaneció fiel a su dedicación a la voluntad de Dios a pesar de los desafíos ella enfrentó. María era una mujer de oración y a través de su oración María, en una manera similar a su Hijo, comprendió la voluntad de Dios para ella y como ella debe cumplir la voluntad de Dios.
Tenemos sólo cinco días restantes en al Adviento. Si no tienes un hábito regular de oración, ahora es el tiempo cuando debes iniciar un hábito de oración para que puedas escuchar la voluntad de Dios para ti y busca la gracia que necesitas para hacer lo que Dios te pide. Si tienes un hábito de oración, entonces, ¿Le ha dado a Dios el espacio que Dios requiere para compartir contigo lo que Dios desea para ti y para recibir de Dios la fuerza para hacerlo?
Padre Marcos Hallinan, S.J