November 23, 2014
by Fr. Mark C. Hallinan, SJ
¿Quién es nuestro rey? ¿Quién o que tiene la soberanía sobre nuestras vidas? En esta Fiesta de Cristo Rey, estos son las preguntas que tenemos que contestar.
Si Jesucristo tiene soberanía sobre nuestras vidas, entonces su vida y su enseñanza gobierna lo que pensamos, lo que hablamos y lo que hacemos. ¿Cómo manifestamos esto en nuestras vidas cotidianas? Jesús gobierna lo que pensamos cuando su evangelio, la enseñanza de nuestra iglesia, y nuestra oración privada forma nuestra actitud hacia el mundo y otras personas en lugar de la opinión popular o lo que escuchamos en radio o en televisión. Jesús gobierna lo que hablamos cuando tratamos de hablar una palabra que ofrece apoyo y afirmación a otra persona y no habla una palabra que hace daño a otra persona. Jesús gobierna lo que hablamos cuando hablamos una palabra de perdón y no una declaración de venganza o retribución. Jesús gobierna nuestras acciones cuando ofrecemos nuestra ayuda a los pobres y las personas que nuestra sociedad ignora. Jesús gobierna nuestras acciones cuando visitamos los enfermos, llamamos los aislados y ofrecer nuestro tiempo en servicio de otras personas. En esta manera, nuestras vidas dan testimonio que Jesús tiene soberanía sobre nuestras vidas. Él y su enseñanza gobiernan lo que pensamos, hablamos y hacemos.
Lamentablemente, podemos dar otras cosas la soberanía sobre nuestras vidas. La opinión
popular y el prejuicio popular pueden gobernar lo que pensamos, hablamos y hacemos. Alcohol, drogas, o incluso el sexo pueden controlar nuestros pensamientos y acciones. Podemos dar control sobre nuestros pensamientos y acciones a nuestro deseo de más y más bienes materiales, o nuestro deseo de poder, o nuestro deseo de la aprobación de nuestros familiares o amigos. ¿En cuales partes de nuestras vidas, hay la necesidad de cambio para que Jesús verdaderamente tenga soberanía sobre todas partes de nuestras vidas? ¿Estamos abiertos a la gracia de Dios que necesitamos para que este cambio
pueda suceder?
Como discípulos de Jesucristo, sólo Jesucristo debe tener la soberanía sobre nosotros. Que crezcamos en nuestra fidelidad a Jesús y su evangelio para que por nuestra fidelidad a él en esta vida, podemos reinar con él en la gloria de su reino eterno.