March 11, 2018
Domingo de Laetare {4to Domingo de Cuaresma}
El 4to Domingo de Cuaresma es como “Domingo de Laetare”. “Gozo” es la primera palabra de la antífona de entrada. Los creyentes nos gozamos en el Señor porque sabemos que el amor que Dios nos tiene es más grande que nuestros desengaños, sufrimientos e incluso la muerte.Todos los creyentes sabemos que el sacrificio que nos aprestamos a celebrar conlleva la gran victoria de Dios que es nuestra propia salvación. Este amor misericordioso de Dios se despliega en todas las lecturas del día de hoy. A pesar de que el pueblo elegido ha sido infiel una y otra vez, Dios le muestra su perdón y misericordia una y otra vez. El Señor de la Historia muestra su compasión a través de Ciro, Rey de Persia quien pone fin al exilio y a la deportación e incluso restaura la ciudad santa de Jerusalem. Pablo testifica que nuestra salvación viene del gran amor que Dios nos tiene. El Evangelio nos da la alegría de saber que “Dios amó tanto al mundo que nos dio a su propio Hijo”. El pasado 1ro de marzo el Arzobispo Luis Ladaria, S.J., Director de la Congregación para la Doctrina de la Fe hacía público un documento concerniente a la salvación. Este documento en consonancia con la tradición de la Iglesia vuelve a afirmar que la salvación es un regalo libremente dado por Dios y se lo da en la Iglesia. Esto es, no podemos alcanzar la salvación por nuestros propios medios por más buenos que seamos. Por el hecho de ser pecadores hemos recibido el regalo de la redención. Jesús murió por nuestros pecados. Desde la antigüedad como nos dice el Libro de la Crónicas “se multiplicaron las infidelidades”; Pablo también lo testifica cuando afirma que “aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo”. Nuestras vidas no se entienden sino es por ese gran amor
misericordioso de Dios. Al reflexionar sobre estos mismos textos el Papa Francisco afirma que “el amor de Dios no conoce límites”. Ya que fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, Dios mismo nos ha rescatado de las consecuencias del pecado y del mal. A través de su Hijo nos ha dado el regalo mayor que es la salvación. De ahí que estamos llamados a ser “gentes de esperanza” porque el amor misericordioso de Dios nos ha salvado. A pesar de que Nicodemo no es todavía un creyente sino un curioso, se acerca a Jesús en medio de la noche. Jesús por su parte aprovecha la ocasión para hablarle de la fe y de un nuevo nacimiento. Nicodemo sin pensarlo se acerca a Jesús que es “la luz del mundo” y a su vez recibe no solo la doctrina de la verdadera salvación sino que “se acerca a la luz” y es conducido suavemente a la fe verdadera. Que el encuentro con el amor misericordioso de Dios nos lleve a la salvación que se da en la Iglesia.
Padre Hernán, S.J.