October 22, 2017
“Dar al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”
Mateo 22:15-20
Una vez más el Evangelio de Mateo nos presenta la disyuntiva de dar al César lo que pertenece al César y a Dios lo que pertenece a Dios. La verdad que nuestra sociedad civil ha desacralizado mucho de lo que antes era parte de la esfera puramente espiritual. Hoy se hace difícil distinguir el tributo debido a Dios y el tributo a todo aquello que no es de Dios y que cae dentro del ámbito humano o mundano. Hay una constante en nuestras vidas que nos llevan a tomar opciones que ponen a prueba nuestros valores y nuestra manera de juzgar. Por lo tanto lo primero que tendríamos que hacer es informarnos antes de tomar cualquier decisión. En la pregunta que le hacen a Jesús, sus enemigos, sobre si pagar o no tributos al César subyacen varias preguntas que Jesús responde con sabiduría y prudencia. Jesús no quiere escandalizar a los piadosos ni complacer a los revolucionarios. Para los primeros les habla de la soberanía de Dios y para los segundos de lo que hoy llamaríamos deberes cívicos. En el ámbito religioso lo primero que tenemos que hacer es rezar y discernir para ver si lo que decido es la voluntad de Dios o un simple capricho mío. Dios es el soberano de todo lo creado, pero vivimos en un mundo de relaciones políticas que también demandan nuestra atención sin menoscabar la autoridad de Dios. Del uso correcto de las cosas materiales depende nuestra salvación y participación en su Reino. Por lo tanto, todo en este mundo cae dentro de la esfera de lo divino ya sea nuestro corazón, nuestra alma o nuestros juicios de valor. Para el creyente, todo viene y va hacia Dios. No somos fragmento de lo sagrado o lo secular. Como ciudadanos respetuosos de las leyes de nuestro país pidamos a Dios que nos dé el coraje de llamar a las cosas por su nombre afirmando todo lo positivo y denunciando el mal cuando este
va en contra de la dignidad humana de los ciudadanos.
Padre Hernán, S.J