February 27, 2015
En las escrituras de hoy, tenemos el cuento famoso de Abraham e Isaac. ¿Qué tipo de Dios le pide que Abraham, un buen y fiel hombre, ofrezca su único hijo en sacrificio a Dios?
Abraham era verdaderamente un hombre de gran fe que puso toda su confianza en Dios. Durante muchos años, Abraham y su esposa, Sarah, habían deseado un niño – especialmente un hijo que podría conservar el nombre de Abraham para la posteridad. En un acto de gran misericordia, Dios concedió el deseo de Abraham y Sarah. Aunque se pensaba que Sarah era más allá de la edad para tener hijos, ella quedó embarazada y dio a luz a un hijo que fue tan deseado. Cuando Dios exigió que Abraham ofreciera su hijo en sacrificio a Dios, Abraham estaba dispuesto a cumplir con lo que Dios le pidió. Abraham tuvo la confianza completa en Dios porque Dios nunca lo había decepcionado. En el momento cuando Abraham estaba dispuesto a matar Isaac en sacrificio, Dios salvó la vida de Isaac. Para los judíos, cristianos, y musulmanes, Abraham es el padre de fe – el modelo de la fidelidad a Dios.
Como cristianos, sabemos ahora que lo que Dios le pidió a Abraham fue un precursor de lo que Dios haría para la familia humana. Dios nos dio su único hijo, Jesús. Jesús, a su vez, entregó su vida libremente en fidelidad a lo que su Padre le pidió. Debido a su fidelidad, Dios resucitó a Jesús de entre los muertos – destruyendo el poder del pecado y muerte para siempre. Nosotros hemos ganado la esperanza de la vida eterna sólo porque Dios estaba dispuesto a sacrificar su único hijo por nosotros.
¿Qué tipo de Dios le pide que Abraham ofrezca su único hijo en sacrificio? Es un Dios que ha demostrado que él es un Dios de gran fidelidad a nosotros. Dios ahora nos pide que seamos fieles a Dios en el conocimiento que nuestra confianza en Dios nunca puede ser decepcionada. Es un Dios cuyas exigencias de nosotros no son nada en comparación con lo que Dios nos ofrece – una eternidad del amor y la vida.
En esta temporada de Cuaresma, oremos por la gracia que crecemos in nuestra fidelidad a Dios y en nuestra confianza que Dios es con nosotros en cualquiera de los sacrificios difíciles que tenemos que hacer. Nuestro Dios no decepcionó Abraham, no decepcionó a Jesús y no nos decepcionará. Esa es la esperanza que nos sostiene.
P. Marcos Hallinan, S.J